Recorrer cada rincón del territorio
Colombiano es cada vez más fascinante, mucho más cuando se realiza en una
modalidad distinta al turismo tradicional de sol y playa, pues trae para los
viajeros de la modalidad de deportes de aventura una magia particular, la cual
está vinculada a la adrenalina y la endorfina que genera el deporte, esta vez
nuestro destino de aventura fue el Darién, la cual es un área selvática ubicada
en límites con América Central (Panamá), esta zona ha funcionado históricamente
como una barrera natural entre ambos lugares y es por no existir vías
terrestres en el lugar que se le ha denominado tapón del Darién.
El inicio del viaje fue el domingo 13
de abril de 2014 (semana santa), con un recorrido en bus de la ciudad de
Medellín de donde salimos a las 10pm, rumbo a la ciudad de Turbo a la cual
llegamos a las 6am, lugar en el cual nuestro amigo John Sánchez contacto una
familia conocida para que nos guardaran parte del equipaje. Luego de esperar
con paciencia en ese infernal calor de Turbo como 3 horas, nos logramos
embarcar rumbo a Unguia a las 9am.
El recorrido en lancha de Turbo a
Unguia es muy especial, se logra ver el cambio de tonalidades del mar debido al
ingreso del río Atrato, pues en el trayecto se tiñen las aguas del mar de diferentes
tonos de café debido al sedimento del río, luego de 40 minutos de trayecto por
el mar, se ingresa por una de las bocas del Atrato hasta llegar a un caserío
llamado bocas del Atrato, es un caserío muy especial que denota las típicas
comunidades denominadas anfibias, debido a su especial manejo del diario vivir
con las crecientes y sequias del río, estas comunidades tienen épocas en las
cuales les toca construir puentes entre casa y casa y movilizarse en embarcaciones
de un lugar a otro dentro del caserío.
Luego de aproximadamente una hora, el
recorrido por el río Atrato se cierra un poco logrando generar un ambiente de tipo
película de suspenso en una especie de jungla (sombra) a lado y lado de la
lancha, se pudo observar en el recorrido con detalle un incendio forestal
sucedido recientemente, el cual arraso cientos de hectáreas de selva
perteneciente a la localidad de Unguia, un daño ambiental que representó más de 60 años de perdida de selva.
Llegamos a puerto Unguia perteneciente
al departamento del Chocho a las 11m, lugar en el cual se dio inicio
oficialmente a la actividad de “Rodando por el Darién”, se armaron las
bicicletas y salimos rumbo al caserío de Unguia, un total de 6 km, lugar en el cual almorzamos
y nos dispusimos a continuar rodando rumbo al caserío de Jilgal. En el
recorrido se observan tristemente ríos totalmente deteriorados por la actividad
minera, ríos en los cuales ha desparecido totalmente la fauna y el color es
totalmente turbio. Llegamos a Jilgal a las 7pm luego de un recorrido total de 30km,
este es un bello lugar bastante apacible, nos ubicamos en una cabaña de madera,
muy cómoda, allí nos atendieron súper bien, nos brindaron buena comida, café,
fruta en abundancia, jugos etc.
Al otro día iniciamos recorrido a las
8am rumbo al corregimiento de Balboa, fue un total de 40km por carretera
destapada con un terreno caracterizado por mucha piedra suelta que dificultaba bastante
avanzar con buen ritmo, en el trayecto nos disfrutamos bastante los lugares,
comiendo guamas, mangos, ciruelas y cuanta fruta se nos atravesara en el
camino, es necesario además atravesar gran cantidad de ríos, puertas de golpe
que dividen los potreros de la actividad ganadera del lugar. En el recorrido
tomamos un desvío hacia Titumate, pueblo ubicado a un lado del mar, fue
emocionante llegar pedaleando hasta allí, lograr ver a lo lejos el mar y luego
tomar la foto cerca y sentir la energía del mar, fue hermoso además ver la
alegría de los amigos, todos teníamos una sonrisa de oreja a oreja… “así o más
felices”?
Continuamos el recorrido hacia Balboa
lugar al cual llegamos a las 5pm, primero tomamos un baño en el río Nati,
lavamos parte de la ropa y un uffff un rico baño termal, finalmente nos ubicamos
en un hotel en todo el marco de la plaza principal, salimos a cenar y a
descansar de la dura jornada.
El día 4 iniciamos ciclada a las 8am
de Balboa hacia el municipio de Acandí, el recorrido se realiza por carretera
destapada con mucha piedra suelta, luego se ingresa a bosques del golfo de
Urabá, un tramo de aproximadamente 2 horas, al salir del bosque se pasa por una
comunidad indígena, en donde paramos a comprar artesanías, luego se inicia un
largo tramo por potreros, atravesando una y otra vez quebradas y ríos en los
cuales paramos en varias ocasiones a refrescarnos y bajar la temperatura del
lugar, tomamos un largo baño en el río Tolo. Ya terminando la jornada pasamos
por el caserío de peñalosa donde nos tomamos una cerveza y realizamos el último
trayecto a muy buen ritmo hasta el municipio de Acandí para un total de 37km
durante el día, llegamos al hotel nos ubicamos y nos dispusimos a iniciar
recorrido nocturno rumbo a Playona, lugar en el cual realizaríamos avistamiento
de tortuga Caná.
Salimos a las 8pm con linternas
dispuestos a trasnochar pues la tortuga solo sale a hacer su actividad de desove
de 11pm a 2am, el recorrido es de aproximadamente 8km y tiene en la parte final
un tramo bastante pendiente, luego también un descenso muy pronunciado y
bastante riesgoso para llegar a Playona, al llegar iniciamos un recorrido lento
por toda la playa y contamos con muy buena suerte de lograr avistar en menos de
2 horas 5 tortugas en todo su proceso de desove, es algo realmente fascinante,
conocerlas, ver con detalle todo el proceso de puesta de huevos, como buscan el
lugar tan despacio y sin afanes e inician con las aletas traseras a escarbar un
hueco para poner sus huevitos, es realmente bello, los ojos de las tortugas
lagrimean en el proceso, nos explican los voluntarios que es debido a que sus
ojos no están acostumbrados a estar fuera del agua y recibir la brisa y arena
de la playa.
Los voluntarios recogen los huevos y
los llevan a incubadoras para que estén a salvo de depredadores y eclosionen
felizmente dos meses después, existen gran cantidad de voluntarios que velan
por la preservación de la tortuga Caná, la tortuga marina más grande del mundo y
la que nada a mayor profundidad, puede llegar a medir 2m de largo por 80cm de
ancho y a pesar más de 600kg. El trabajo de voluntariado lo realizan hace más
de 15 años por la preservación de la tortuga Caná ya que es una especie en
estado crítico de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza.
Playona tiene una extensión de 12 kilómetros y se ubica en el litoral caribe a 20 minutos en lancha desde Acandí. Nos informan que desovan un promedio de 300 tortugas en la temporada comprendida entre marzo y junio. Llegan a la playa en la noche, se adentra en la arena y donde no llegan olas, abren con sus aletas traseras un hueco y cuando tiene unos 60 centímetros, comienza a poner los huevos. Abajo van los fértiles, arriba los infértiles que sirven de alimento y humedad para los otros. Tapan el hueco de igual manera, dan varias vueltas para despistar posibles seguidores, depredadores, que van tras sus huellas y retorna al mar. No se aleja más de tres kilómetros y a los pocos días vuelve a una segunda postura, tras la cual emigra hacia aguas tropicales cálidas o hasta mares subárticos.
La época de eclosión de la tortuga es en junio, dos meses después de la postura de los huevos, época en la cual salen aproximadamente 7.000 tortuguitas en busca del mar, aunque el número parece elevado, nos cuentan los voluntarios que solo sobreviven 2 de cada 100, por la gran cantidad de depredadores que se encuentran en el mar.
La actividad de voluntariado inicio porque en el pasado los huevos fueron muy perseguidos por lugareños y turistas, además también eran escarbados por los perros y animales salvajes. Cuando es temporada, los miembros del grupo vigilan la playa y cuando llega una tortuga a desovar, ponen una bolsa debajo de la cloaca para recoger los huevos y llevarlos a la incubadora. Nos fuimos de Playona a la 1am, con la satisfacción de haber logrado avistar 5 tortugas en todo su esplendor.
Al día siguiente nos levantamos sin
muchos afanes y salimos en la cicla rumbo a unos charcos y cascadas hermosas ubicados
a 10km de Acandí, los cuales son formados por las aguas cristalinas del río Batatilla,
es un escenario natural encantador el cual pudimos disfrutar hasta el cansancio,
regresamos a Acandí y en la tarde nos fuimos caminando nuevamente a una playa más
cercana a avistar tortuga Caná, pero esta vez no contamos con suerte, pues la
bulla de los equipos de sonido en el pueblo influyen fuertemente para que ellas
elijan otros lugares más apacibles para poner sus huevos.
Teníamos conocimiento que un grupo de
9 ciclistas estaban realizando el mismo recorrido guiados por “Checho" - Ecoaventura, pero salieron
un día después que nosotros de Medellín,
debido a que su recorrido fue un poco diferente, fue posible que nos encontráramos
en Acandí para realizar los dos últimos días del recorrido juntos. Por lo tanto
salimos rumbo a Capurgana a las 7:00am un total de 16 ciclistas, el recorrido
inicia por una topografía plana pasando por potreros, pequeños relictos de
bosque y atravesando gran cantidad de fuentes de agua. Luego de aproximadamente
3 horas de recorrido, inicia una fuerte pendiente que nos tomó 2 horas subirla
con la bicicleta cargada por un bosque espeso muy bonito, la misma distancia
que se subimos debíamos bajarla igualmente por bosque para lograr pasar la
montaña y así llegar a Capurgana. El recorrido nos tomó un total de 7 horas. En
Capurgana almorzamos y un amigo de John nos guardó las bicicletas para dar
inicio a la caminata para llegar a Sapzurro, actividad que tardo 3 horas, llegamos
a Sapzurro a las 7:00pm, nos ubicamos en el hotel, salimos a comer y a
descansar.
El penúltimo día del viaje fue una
actividad muy suave y de descanso, nos fuimos caminando para La Miel (Panamá),
lugar en el cual nos relajamos todo el día tomando piña colada, asoleándonos y
comiendo pescado delicioso, al finalizar la tarde nos fuimos caminando para
cabo tiburón y finalmente en la noche salimos al malecón de Sapzurro a cenar.
El último día del viaje, nos
levantamos a las 4:30am para iniciar caminata a las 5am rumbo a Capurgana,
lugar en el cual estaba contratada la lancha a las 8am para que nos llevara a
Turbo. Fue necesario esperar un poco más de lo indicado, pero en general el
regreso se presentó sin inconvenientes. Llegamos a turbo e inmediatamente
compramos tiquetes rumbo a Medellín donde llegamos a las 11pm.
Luego de 6 días de aventura y de un
total de 140km pedaleando, queda la satisfacción de haber conocido la tortuga Caná y de conocer su proceso de desove, además de haber visitado uno de los
lugares más bellos de la geografía Colombiana, también quedan las ganas
de realizar nuevamente el viaje en época de eclosión de tortuguitas (junio)
y en época de invierno, pues dicen que el paisaje cambia totalmente y que la
sensación en la bicicleta es muuuuuuuuuuuuuuuy diferente… tocara repetir!!!.
Aventureros: Erwin Ramírez, Luis
Arango, Jhon Sánchez, Hernán Restrepo, Diana Ramírez, Sergio Benjumea, Diana
Vergara.